miércoles, 21 de diciembre de 2016

Viajando voy, viajando vengo.

Hoy quiero compartir mi experiencia sobre cómo ha sido viajar sin que nadie me esperara al otro lado de las puertas automáticas del aeropuerto.
El 19 de diciembre hice mi primer viaje SOLA. Yo, con mi maletita y mi cámara de fotos, sin nadie más. Siempre había visitado lugares nuevos con otras personas al lado, pero esta vez decidí probar la experiencia de viajar con mi única compañía (¡y qué mejor compañía!).

La idea surgió al encontrar un vuelo a Edimburgo más barato que el trayecto Sevilla-Madrid en bus. Como no soy de desaprovechar oportunidades, pensé que a alguien más le gustaría visitar un trocito de Escocia conmigo, pero entre amigos con excusas, trabajos o pocas ganas, me cansé de buscar acompañantes y me compré el vuelo yo. Mi idea era hospedarme en un hostal de jóvenes que me diera la oportunidad de conocer a otra gente en mi misma situación. Y así fue :) 

Entre las horas muertas entre aeropuerto y vuelo, me topé por casualidad en internet con un artículo que decía: "Nunca esperes a que alguien más esté tan motivado como tú lo estás. Cuando estés lista y tengas los medios para irte, ¡vete!". Entonces supe que lo estaba haciendo bien. No podemos esperar a la gente eternamente ni hacer que tengan las mismas ganas que tú de hacer algo. Primera lección.

Llegué a Edimburgo y he de decir que me ha parecido una ciudad preciosa. Aterricé consciente de que podía ser probable encontrar algún momento en que me sintiera sola, pero a decir verdad, he estado más a gusto que un arbusto. No le he dado explicaciones a nadie, he salido y entrado cuando he querido, he visitado lo que a mí me apetecía cuando me apetecía, me he perdido entre uno de los mercados navideños más bonitos que he visto, he hecho mis compras de navidad tomándome mi tiempo, sin que nadie estuviera esperándome. Nadie. Ni siquiera un horario fijo en el hostal. 


Mercado navideño desde el otro lado del puente


En el hostal, conocí a gente de todos lados. En la cena de mi llegada empecé a hablar con un grupo de argentinos, en el desayuno hablé con unos franceses y al día siguiente conocí a dos hermanos españoles. Ese mismo sábado noche, salimos todos juntos por Edimburgo. Un grupito que se acababa de conocer, compartiendo la vida nocturna en la capital de Escocia. Fue genial (¡a pesar del frío!). 

También hice dos free tours, donde conocí a una australiana, una brasileña y una italiana. Es sorprendente conocer la historia de cada una de las personas que coinciden contigo en el mismo lugar al azar y que vienen de cualquier parte del mundo. Me he dado cuenta de que hay más gente que viaja sola de lo que parece. Y que no, no es tan raro. Promise. 


Vistas desde mi habitación del hostal


Basta ya de tantos miedos. Que sí, que tienes que tener mucho cuidado, pero eso yendo sola y yendo con diez personas más. "¿Tú sola te vas a ir? ¡¡Estás loca!!". Me dijo una amiga. Yo no lo veo tan malo, ¿no?, ¿tan grave es?. Pensé que me vendría bien pasar unos días a solas conmigo misma, dedicarme tiempo para mí, perderme por calles desconocidas y hablar con personas que no había visto en mi vida  y que probablemente nunca más volveré a ver. Y ha sido enriquecedor. Poco a poco aprendes a hacer cada vez más cosas por ti misma.

Y hasta aquí mi "viaje de desintoxicación" de todo lo malo de 2016 (ojalá con solo un viajecito se dispersaran todos los pensamientos no deseados, ¿verdad?).

Thank you, E d i n b u r g h ! <3 


martes, 6 de diciembre de 2016

¿Ya ha pasado tanto tiempo?

Ya mismo se acaba un trimestre y como el tiempo pasa más rápido de lo que me gustaría, quería hacer un poco de balance de lo que está siendo esta experiencia. Hace nada más y nada menos que dos meses y algo que llegué aquí a intentar conseguir que los francesitos hablasen español (conseguido o no, ¡pero ah!).


El viernes que viene ya empiezan las vacaciones de navidad, que han llegado en un abrir y cerrar de ojos. Si hago memoria de cómo han sido mis primeros meses aquí (que supuestamente suelen ser los más difíciles por eso de que tienes que adaptarte y tal, pero yo no lo he notado), pesan más las cosas positivas (¿o será que la positiva soy yo, que siempre he intentado verle el lado bueno a todo?). Bref, qué bien que me dieran esta oportunidad. 

Todo tiene sus ventajas y sus inconvenientes,está claro, aunque la única pega así que le encuentro a esto es que me hubiera gustado que la ciudad que me ha tocado fuera más grande, pero vaya, que al fin y al cabo siempre me "busco las papas" para tener planes aquí y allá (es lo que tiene ser un poco culo inquieto, que un día entero en casa puede significar la muerte a pellizcos). 
De todos modos, pasar otro año fuera de tu país significa conocer, viajar, visitar, encontrar, moverse. Vamos, creo yo (llámenme loca).

En el tema académico, hay de todo. Hay alumnos que te dicen que quieren tener más clases contigo y otros que se pasan la hora hablando entre ellos, pero eso ocurre aquí y en China, o sea que tampoco es que lo quiera recalcar. Tengo alumnos desde los 12 hasta los 18 años y, aunque el año pasado probara con un 2º ESO, este año aquí me quedo con los mayores. Normalmente te escuchan, te hacen más caso y, sobre todo, atienden y están callados cuando hay que estarlo (qué poco soporto que hablen mientras yo esté hablando, me hierve la sangre y al final acabo enfadada...ahora entiendo a mis profesores). Ya he echado alguna que otra bronca por eso, incluso he llegado a escribir un rapport (lo que viene a ser un informe) por problemas de comportamiento por parte de algunos alumnos de troisième (nuestro 3º ESO). Para mí los peores con diferencia. Qué horror.
Quitando esas cosillas, les preparo actividades entretenidas (o eso creo) y normalmente en clase me lo paso bien (sobre todo con los más mayores, aunque he de decir que los más pequeños tienen su puntillo gracioso). Como mi función NO ES enseñar gramática (para eso tienen a su profesora de español), sino pronunciación, conversación y cultura, les preparo siempre actividades orales y presentaciones sobre diferentes aspectos españoles (a veces me sorprendo con sus respuestas, como esta lluvia de ideas sobre qué pensaban de España y los españoles):


Somos unos vagos, hay muchos vagabundos, Upa Dance como estilo de vida, parece ser que en Andalucía son respetuosos con el medio ambiente y del jamón, churros y paella no salimos. ¡Olé! (por favor, ojalá dejen siempre de decirme "la corrida" para decir "los toros", me suena tan tan feo :(
En realidad, siendo sincera conmigo misma, nunca voy a tener otro trabajo donde viva tan bien como en este. Normalmente, los auxiliares tenemos un horario de doce horas a la semana, pero, al menos en mi caso, esa es la semana que más trabajas. Hay semanas donde solo tienes 10 horas de clase o incluso 9. Depende. Ganamos bien (a ver, a mí me da de sobra para vivir, viajar y ahorrar al mismo tiempo, o sea que genial). Tenemos dos semanas y algo de vacaciones cada mes y medio. Me enriquezco mucho con la cultura francesa y con el sistema educativo de aquí y hablo francés todos los días. Si también tienes la suerte de hacer amistad con los auxiliares de inglés (y se dejan), podrás (como yo), practicar los dos idiomas al mismo tiempo (aunque algunos días you feel like tu parles en trois idiomas diferentes). Vamos, yo lo veo como una oportunidad buenísima :) 

(Mi Pippi contentina como yo jéee)

Llevo un mes y pico también dando clases particulares aparte para ganarme un dinerillo extra (más que por el dinero, porque tengo mucho tiempo libre, la verdad). Le doy clases de español a una mujer francesa jubilada que es más salá que na; dos horas por semana. Quitando que a través del anuncio que puse en internet me han intentado timar dos veces, lo demás bien. Pero timar hablo no de que quedamos y no se presentan, no, sino de policía de por medio. Pero bueno, eso es otro asunto. Suerte que fui avispada y todo se quedó ahí. 
También estoy más deportista que nunca y me he apuntado a zumba y a gimnasia (si mi profesor de Educación Física me viera...), ¡quién me ha visto y quién me ve! Y entre deporte, clases, fiestas, salidas, amigos nuevos, escapadas, planes con franceses, chinos y demás personas del globo terráqueo, estos meses se me han ido volando. 

Ya queda muy muy poquito para volver a casa por navidad, como el turrón, aunque antes...¡Disney y Edimburgo me esperan! (encima en plena navidad, me dará algo, veréis, veréis).
Me despido con el lugar más emblemático de Normandía, el Mont Saint-Michel.


PD: Dentro de dos días es mi santo. ¡Hasta luego, Maricarmen!