miércoles, 1 de febrero de 2017

¿Viajar durmiendo en sofás ajenos?

Hi guys!
Esta vez quiero compartir mi primera experiencia como couchsurfer. Suena raro, ¿eh?
Vamos a ponernos en situación...
Couchsurfing es una página que básicamente ayuda a ahorrar a los que nos gusta viajar. ¿Cómo? Ofreciendo alojamiento gratis. (De verdad de la buena). O sea, son personas que de manera voluntaria ofrecen su casa para hospedar viajeros durante unos días, durmiendo normalmente en el sofá (de ahí lo de couchsurfing, couch=sofá, según mi querido amigo WordReference). 
(Nunca uséis "Google Translate", es veneno (superconsejito del día).

Pues bien, primero, para ello, tienes que tener un poquito de tiempo libre y empezar creándote un perfil "interesante" con alguna que otra foto "divertida" donde expliques (en inglés mejor) tus aficiones, cómo eres, a qué te dedicas, blablabla...
Y...¿para qué? Pues para que las personas que buenamente te quieran acoger en sus casas vean que no eres una especie de asesino o loco andante. Eso sí, lo normal es no hospedar a más de dos personas y más o menos un máximo de tres noches, claro que depende de cada uno (una cosa es un favorcillo y otra es el gorroneo, claro). Tú puedes elegir en tu perfil si quieres también acoger a gente o no (no estás obligado). 

Bueno, tras haber enviado unos cuantos mensajes a diferentes perfiles, una chica nos aceptó a mi amiga y a mí (¡bieeeeen!) en su casa que compartía con otras cuatro más. Me pareció una idea divertida. A ver, siendo realistas, vas un poco a la aventura, ya que te dispones a alojarte en casa de alguien que ni conoces (y ellos peor aún, que meten en su casa a Dios-sabe-quién). But well...

¡Oye, que aún no he dicho el destino! Bruselas tocó esta vez.Y yo la mar de contenta de volver a pisar mi país Erasmus por unos días. 
Llegamos el viernes por la mañana y nos avisaron de que ninguna de las chicas estaría en casa hasta las 5 de la tarde, así que dejamos las maletas en las taquillas de la estación y nos fuimos a visitar la capital belga. Hacía años que no la pisaba, ¡qué recuerdos! Ya por la tarde-noche, llegamos a su casa y nos encontramos con una chica de lo más simpática. La casa genial, el salón hiper grande, cuarto de baño propio dentro de su habitación...vaya, pintaba bien la cosa. Anouk (así se llama la susodicha), incluso nos ofreció cena (lo cual no es normal porque tampoco es un hotel, demasiado que te dejan dormir allí ya), pero como la Milagroh (mi amiga) y yo (Inma) somos gente decente (jé), no lo aceptamos, compramos nuestra propia comida para no molestar mucho. 

Llegó la noche y con ella sus amigos. Como unos diez belgas allí en el salón de soirée con nosotras incluidas. ¡No estuvo nada mal la mini fiesta! El "problemita" es que Mila y yo estábamos reventadas a cierta hora (situación: nos habíamos levantado a las cinco de la mañana, habíamos pasado cuatro horas en un bus donde no cabía un alfiler y habíamos pasado todo el día haciendo turismo). Pero como estás en casa ajena, a ver de qué manera dices sin sonar "aguafiestas" que te quieres ir a dormir...al final los astros se alinearon y nuestra amable Anouk nos dijo: "Si queréis podéis dormir en mi cama, que yo voy a salir y llegaré tarde". (Icono de whatsapp de ojos de corazón por mil pa' ti). 
¡Maxi cama para las Milinma con mega bañera incluida! (Mila y yo, básicamente. Es que nos llamamos así entre nosotras. Jé). Triunfaso.

Todo iba muy bien hasta que volvieron de fiesta y unos amigos que no sabían que estábamos en su cama, empezaron a gritar en francés diciendo cosas "muy agradables" y encendiéndonos la luz (oh, gracias, lo que yo quería). Hasta que alguien le dijo que era Anouk quien nos lo había ofrecido. Hombre, amigo, ¿te imaginas que nos vamos a dormir a su cama así por la cara sin que ella nos hubiera dado permiso?

Al día siguiente, quisimos salir para ir a Brujas y Gante y estaba la llave echada (vamos, que no podíamos salir). Tuvimos que despertar a la chica (con su resaca incluida) para que nos abriera. Pero de buen rollo, eh. Todo bien. 
Cuando volvimos de pasar el día, notamos a Anouk un poco rara, como que el día anterior estaba más simpática, vaya. Bueno, sin más. Lo verdaderamente raro vino cuando queríamos dormir. Esa noche sí que dormimos en el salón; ella nos preparó un colchón inflable bastante grande y cómodo, la verdad. Resultó que ella y su compañera estaban viendo una película en el salón y no se iban. Nosotras no sabíamos qué hacer; teníamos un poco la sensación de que si nos quedábamos las estábamos presionando para que se fueran...así que nos movimos a la cocina, las dos como tontas muertas de frío esperando a que tuvieran piedad y se fueran para poder dormir nosotras tranquilas.

Un rato tuvimos que esperar. Al día siguiente, nos fuimos ya tempranillo con las maletas, así que como "nuestra anfitriona" estaba aún dormida, no pudimos despedirnos. Claro está que ella la noche anterior no nos había dicho nada tampoco, entonces fue un poco así, cómo decirlo...bipolar.
Le envié un mensaje para darle las gracias por todo y ni siquiera me contestó (leído eh, que el doble check azul no engaña). Qué raro me pareció. Sin embargo, después en la página de Couchsurfing me dejó un comentario positivo, diciendo que habíamos sido chicas muy simpáticas y respetuosas y que volvería a acogernos. ¡Vaya, querida! Cualquiera se lo esperaba...

Y hasta ahí mi aventura durmiendo en un sofá ajeno. La verdad es que podría haber sido peor, no me quejo. La chica, a pesar de esa pequeña bipolaridad, era muy amable, la casa estaba genial y el viernes por la noche me di un pedazo de baño donde solo me faltaron las burbujitas saliendo de la bañera. Nada mal para no haber tenido que pagar nada, ¡otra experiencia más!

Ahora, las vacaciones de febrero se acercan en Francia y parto para Cracovia-Bratislava y Praga (¡E Inglaterra! Pero ahí me quedo en casa de una amiga). Esta vez como alojamiento me he decantado por la página Airbnb (ya la he utilizado otra veces y ningún problema; aquí sí hay que pagar como ya conoceréis, aunque obviamente nada comparado a un hotel, ya que la gente te "alquila" su casa durante los días de tu viaje). Aunque para el próximo viaje así cortito...¿por qué no volver a probar suerte en casas de desconocidos? 



Milinmas en Brujas (Bélgica)



Gante anocheciendo


¡Quién dijo miedo!